Cómo la exageración de la innovación desvaloriza el trabajo reproductivo

Sobre el libro Reproductive Labor and Innovation: Against the Tech Fix in an Era of Hype, de Jennifer Denbow, publicado por Duke University Press en 2024.

Jennifer Denbow
Primer plano de los procedimientos de fecundación in vitro (FIV), donde se utilizan herramientas avanzadas de micromanipulación para facilitar el proceso de fecundación en el laboratorio.

Introducción

Mientras escribía mi libro sobre la innovación, encontré el lenguaje de la innovación en todas partes. Mi universidad construyó un nuevo edificio: el Frost Center for Research and Innovation. Solicité subvenciones académicas que fueron evaluadas por su grado de innovación. La escuela primaria de mi hija creó un Laboratorio de Innovación y envió a casa cajas de desafíos “iInnovate”. Visité el Bezos Center for Innovation en el Museo de Historia y de la Industria de Seattle.

El término innovación es tan omnipresente que corremos el riesgo de ignorarlo o restarle importancia. Es tentador verlo como una simple palabra de moda sin significado real. Sin embargo, mi libro, Reproductive Labor and Innovation: Against the Tech Fix in an Era of Hype, sostiene que la repentina proliferación del discurso sobre la innovación en las últimas décadas en Estados Unidos es, en realidad, un fenómeno político y económico importante que requiere una seria atención académica.

La elección no puede entenderse como equivalente a la libertad, ya que las estructuras políticas, económicas y sociales moldean las opciones que tenemos e influyen en la manera en que tomamos decisiones.

Mi libro analiza diversas manifestaciones de la innovación, como su uso en el Bezos Center for Innovation y en las cajas iInnovate de mi hija. Al hacerlo, explora la lógica de la innovación y sus implicaciones para la justicia social. Uno de los principales argumentos del libro es que, en Estados Unidos, la sobrevaloración de la innovación está vinculada al auge de políticas y creencias que han contribuido aún más a la devaluación del trabajo de cuidados.

Política de innovación versus política reproductiva

Durante gran parte de su historia, que se remonta a la Antigua Grecia, la innovación tenía una connotación negativa, ya que se percibía como una amenaza para el statu quo. Sin embargo, en la década de 1970, la innovación adquirió sus connotaciones contemporáneas de resolución de problemas, novedad y rentabilidad. A partir de ese momento, Estados Unidos implementó políticas destinadas a fomentar la innovación.

Estas políticas de innovación incluyeron de todo, desde la desregulación hasta el incentivo para que la investigación financiada con fondos públicos sirviera como base para patentes y acumulación de riqueza privada. La idea de que las innovaciones resuelven todo tipo de problemas y son la base de la prosperidad y el dominio económico de Estados Unidos se utilizó para justificar estas políticas. Según esta lógica, las políticas estatales debían fomentar que las empresas privadas innovaran, pues la innovación beneficiaba al bien común.

Al mismo tiempo que aumentaban las políticas de innovación, Estados Unidos reducía el apoyo público al trabajo de cuidados, o lo que yo llamo trabajo reproductivo. Se trata del trabajo, realizado predominantemente por mujeres, de cuidar a otras personas y a nuestras comunidades mediante actividades como la crianza de los hijos y el cuidado de enfermos, personas con discapacidad y ancianos. Aunque este trabajo ha sido históricamente infravalorado y mal remunerado, sufrió una serie de cambios a finales del siglo XX.

No solo el Estado recortó el bienestar social, impulsado por el racismo contra la población negra y la demonización de las mujeres negras, sino que más mujeres ingresaron al mundo laboral profesional. Estas mujeres, en su mayoría blancas, tendían a emplear a mujeres racializadas para realizar trabajos de cuidado precarios y mal remunerados.

A medida que la industria de los servicios de cuidado creció, el trabajo de cuidados siguió estando estratificado según líneas raciales. Solo ciertas personas podían acceder al cuidado en el mercado. La tarea de gestar y criar hijos se percibía más como una responsabilidad personal que como un bien colectivo que debía recibir apoyo público. Esto ha llevado a la aparición de la brecha de cuidados: la necesidad insatisfecha de trabajo de cuidados.

Sobrevalorar la innovación, devaluar la reproducción

Este análisis destaca las distintas maneras en que las políticas y los actores públicos han enmarcado la innovación en contraste con la reproducción. Según la visión dominante, los recursos públicos y las regulaciones deben utilizarse para incentivar a las empresas a generar innovaciones porque la innovación es buena para todos. Sin embargo, este enfoque oculta que las supuestas soluciones tecnológicas a menudo impulsan la acumulación de riqueza y el desproporcionado poder político y económico de una pequeña minoría, exacerbando las desigualdades de riqueza y poder político.

La justicia reproductiva y la justicia para las personas con discapacidad señalan, así, la posibilidad de un mundo diferente, un mundo en el que el cuidado tenga prioridad sobre la innovación.

En cambio, las políticas han tratado el trabajo reproductivo como un bien y una responsabilidad individual. Desde esta perspectiva, el apoyo público al trabajo reproductivo no solo carece de justificación, sino que incluso se considera injusto. Sin embargo, este enfoque oculta el hecho de que el trabajo reproductivo es la base de nuestras comunidades, economías y sociedades. El trabajo de cuidados es, en última instancia, la base de toda innovación genuina.

En Reproductive Labor and Innovation, analizo cómo la sobrevaloración de la innovación tecnológica está vinculada a la devaluación del trabajo reproductivo en Estados Unidos. Sostengo que existen vínculos tanto materiales como simbólicos entre ambos fenómenos. Por ejemplo, los recortes fiscales para las empresas, justificados como incentivos para la innovación, sirvieron para legitimar la reducción del apoyo a la asistencia social y al trabajo de crianza.

Además, cuando los actores estatales y corporativos presentan las innovaciones tecnológicas como la solución a todo tipo de problemas sociales, implícita y, a veces, explícitamente minimizan la importancia del trabajo de cuidados para el bienestar de la sociedad. Así, la tendencia a invertir en innovaciones tecnocientíficas y a promocionarlas como soluciones contribuye, en muchos casos, a la devaluación del trabajo reproductivo.

Innovaciones reproductivas digitales

Los actores corporativos y estatales suelen presentar la innovación tecnológica como la solución a todo tipo de problemas, incluidos los que afectan a la reproducción misma. Sin embargo, al igual que ocurre con otras innovaciones, las “soluciones” tecnocientíficas reproductivas tienden a ocultar y agravar los problemas estructurales. Estas supuestas soluciones prometen otorgar mayor control a los individuos, cuando en realidad debilitan y socavan las respuestas colectivas orientadas a la justicia en materia reproductiva.

While innovation is often celebrated in technology, the essential labor of caregiving remains undervalued despite its foundational role in sustaining society.
Si bien la innovación suele celebrarse en el ámbito tecnológico, el trabajo esencial de cuidado sigue estando infravalorado, a pesar de su papel fundamental en el sostenimiento de la sociedad. Foto de Herald Post (CC BY NC).

Una de las “soluciones” tecnológicas que analizo en el libro es el auge de las plataformas digitales para encontrar y contratar trabajadores del cuidado. Plataformas como Care.com, donde padres y otras personas pueden buscar trabajadores domésticos como niñeras, afirman resolver la brecha de cuidados. Care.com ha promocionado sus servicios con la siguiente afirmación: “Estamos usando la tecnología y la innovación para resolver uno de los mayores desafíos humanos.” Sin embargo, esta “solución” oculta las causas estructurales de los problemas y podría agravarlos.

Existen muchas biotecnologías reproductivas emergentes que están transformando el panorama de la reproducción.

Por ejemplo, investigaciones sugieren que los trabajadores que encuentran empleo a través de Care.com no tienen salarios más altos ni condiciones laborales menos precarias. En cambio, estas plataformas fomentan que quienes buscan empleo en ellas realicen nuevas formas de trabajo no remunerado. Los trabajadores del cuidado deben esforzarse en construir una imagen de confianza, responsabilidad y empatía—con las mujeres racializadas teniendo que hacer un esfuerzo adicional para presentarse como buenas cuidadoras, pero siguiendo siendo remuneradas menos que las cuidadoras blancas.

Las empresas mismas no asumen ninguna responsabilidad si algo sale mal en la relación laboral. Sin embargo, las plataformas generan ingresos a partir del trabajo de los cuidadores y cobran tarifas a quienes buscan sus servicios. Estas plataformas promueven una ideología de emprendimiento que alienta a los trabajadores del cuidado a ver su labor como un empoderamiento empresarial en lugar de como un trabajo que genera riqueza para otros.

Biotecnologías

Otras “soluciones” tecnológicas para la reproducción están dirigidas a los procesos biológicos. Existen muchas biotecnologías reproductivas emergentes que están transformando el panorama de la reproducción. Estas transformaciones están respaldadas por enormes inversiones privadas. Los capitalistas de riesgo y otros inversores toman decisiones clave sobre qué tecnologías desarrollar, apostando por innovaciones que esperan que sean inversiones lucrativas. Así, los capitalistas financieros están reconfigurando la biotecnología de la reproducción, con consecuencias de gran alcance para la humanidad.

Por ejemplo, varias empresas emergentes de biotecnología están trabajando en el desarrollo de un proceso llamado gametogénesis in vitro (GIV). La GIV es un procedimiento para generar espermatozoides y óvulos a partir de células de la piel. Si se desarrolla con éxito, esta tecnología permitiría la creación de una cantidad prácticamente ilimitada de embriones. Estos embriones podrían someterse a pruebas genéticas ya existentes para que los futuros padres puedan elegir descendencia “óptima”.

La GIV podría utilizarse con el loable propósito de permitir la reproducción a personas que de otro modo no podrían hacerlo, como aquellas con infertilidad o parejas queer. Sin embargo, algunos defensores de esta y otras tecnologías genéticas reproductivas emergentes las promueven por su capacidad de “mejorar” la humanidad y crear seres humanos “superiores”. Este razonamiento evoca creencias eugenésicas basadas en el determinismo genético y la jerarquización de los seres humanos según sus genes.

Uno de los defensores de la ingeniería genética en humanos, el exfilósofo de Oxford y autor superventas del New York Times Nick Bostrom, llega a afirmar que los humanos modificados genéticamente para la inteligencia serían más innovadores. Según su visión, estas personas estarían mejor preparadas para resolver diversos problemas globales, desde el cambio climático hasta la desigualdad, pasando por las políticas científicas y tecnológicas.

Responsabilidad individual versus soluciones colectivas

La visión de Bostrom representa la ideología de la innovación llevada al extremo. En lugar de considerar los problemas globales como cuestiones políticas que requieren cambios estructurales, Bostrom fetichiza a los humanos superinteligentes como la solución a nuestros problemas. No es descabellado pensar que algunos futuros padres optarían por la “mejora” genética si tuvieran la opción. Podrían entonces percibir a sus hijos como superiores y juzgar a aquellos padres que rechacen la ingeniería genética.

Esta y otras supuestas soluciones tecnológicas amenazan con devaluar aún más el trabajo reproductivo y reforzar la idea de que es principalmente una responsabilidad individual. En un contexto en el que el apoyo público a la crianza de los hijos ya se ha reducido y estigmatizado, los padres podrían aferrarse al control individual que las tecnologías reproductivas dicen ofrecer. Si pudieras tener un hijo “mejorado”, con más posibilidades de prosperar en una economía precaria, ¿por qué no hacerlo?

Este enfoque de la tecnología refuerza la idea de que la gestación y la crianza de los hijos son preocupaciones individuales. Sin embargo, esta visión choca con la perspectiva de la responsabilidad colectiva y social en el cuidado y apoyo de todos los niños. Entonces, ¿qué se puede hacer para combatir o revertir la sobrevaloración de las innovaciones tecnológicas?

Conclusión

A lo largo del libro, me baso en los marcos de la justicia para las personas con discapacidad y la justicia reproductiva. Ambos enfoques fueron desarrollados principalmente por personas racializadas para cuestionar los problemas de las concepciones individualistas de los derechos, que ignoran las relaciones de poder y las injusticias interseccionales. Por ejemplo, el término justicia reproductiva fue acuñado por activistas negras en respuesta al énfasis en la elección dentro de las organizaciones tradicionales de derechos reproductivos.

Applying these frameworks to reproductive technology shows us the importance of looking at things like the policies that underpin the development of technologies. Rather than focusing solely on the choices that confront caretakers and prospective parents, these frameworks ask us to interrogate how people come to be presented with a certain set of options in the first place. They call for structural economic change.

La justicia reproductiva y la justicia para las personas con discapacidad señalan así la posibilidad de otro mundo, un mundo en el que el cuidado tenga prioridad sobre la innovación. Un concepto clave de la justicia para las personas con discapacidad es la noción de interdependencia. Esta idea desafía la ficción común de la independencia, que justifica tratar el trabajo reproductivo como una responsabilidad individual. La interdependencia también pone el foco en nuestras conexiones mutuas y en nuestra dependencia fundamental de los demás, resaltando la necesidad de apoyo material para el trabajo de cuidados.

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Profesora de Ciencia Política en Cal Poly, San Luis Obispo, y teórica política feminista. Ha publicado ampliamente sobre política reproductiva, tecnología y justicia en Estados Unidos. Autora de Reproductive Labor and Innovation (Duke, 2024) y Governed through Choice (NYU, 2015).