El poder blando es la capacidad de un país para persuadir, en lugar de coaccionar, a otros países a adoptar su punto de vista. Se basa en las relaciones que las personas de ese país mantienen con personas del resto del mundo.
¿Cómo sabes sobre otros países? ¿Has conocido a alguien de allí? O tal vez hayas visitado ese lugar. Quizás tengas familia o amistades en otros países.
Cuando era niña, tenía compañeras y compañeros de clase de Corea. Aprendí de sus madres y padres a no confiar en las marcas japonesas, pero más tarde mis amigas compraron reproductores Sony Walkman de todos modos.
Tenía una amiga que era persa. En Ramadán, nos contó que ese año estaba intentando ayunar, pero sus padres le dijeron que no era necesario el día que íbamos a una competencia de matemáticas. Más tarde, supe que Persia era Irán.
Tenía amigas de Vietnam. Cuando crecí, me di cuenta de que eran refugiadas de la guerra de Estados Unidos con Vietnam.
Cuanto más abierto está un país a las personas, a los negocios y al aprendizaje, mayor es su poder.
Tuve profesoras de Cuba; nos enseñaron español y a amar a Enrique Iglesias. Más tarde entendí que habían huido de la revolución de Fidel Castro.
Tuve una profesora de Dresde, en Alemania del Este, que nos contó cómo su ciudad fue terriblemente bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial. Seguro que escapó del comunismo.
Mis compañeras judías tenían que ir a la escuela los fines de semana para aprender hebreo. Yo sentía solidaridad con ellas, porque yo también tenía que ir a la escuela china los sábados.
Esto no ocurrió en la ciudad de Nueva York ni en una gran metrópolis de la costa oeste de Estados Unidos, sino en una ciudad pequeña del sur del país. Es una experiencia típicamente estadounidense.
Grandes cambios
Últimamente, el poder blando ha estado en las noticias debido a grandes cambios en la política exterior de Estados Unidos. Algunas de sus ideas fundamentales han sido dejadas de lado, sus agencias de política han sido cerradas y las organizaciones de la sociedad civil están más restringidas.
El respeto por los derechos humanos como objetivo de la política exterior, que en el pasado fue tan frecuentemente ignorado como proclamado, ha pasado ahora a un segundo plano. Algunas oficinas gubernamentales que lo promovían dentro del gobierno federal y organizaciones financiadas por el Estado, como la National Endowment for Democracy, el US Institute of Peace y el Wilson Center for International Scholars, han sido cerradas.
Las agencias de ayuda exterior de Estados Unidos han sido desmanteladas. La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, un legado del presidente Kennedy, está cerrada. Instituciones emblemáticas de la Guerra Fría, como la Voz de América, Radio Free Asia y Radio Free Europe, ahora guardan silencio.
Los canales habituales para que personas extranjeras experimenten Estados Unidos se están reduciendo. Hay más barreras para inmigrar. Existe presión contra las estudiantes extranjeras en las universidades. Hay más tasas para las personas que quieren viajar a EE. UU., incluso para los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial. Se han impuesto aranceles a la industria cinematográfica estadounidense, lo que representa más una carga que un apoyo.
Se han dejado de lado los enfoques multilaterales en favor de negociaciones bilaterales. En un contexto multilateral, las negociaciones son más eficientes y permiten avanzar a toda una región o al mundo entero. Sin embargo, en el plano bilateral, Estados Unidos casi siempre tiene una posición de negociación más fuerte.
La gente expresa temor ante estos cambios. En primer lugar, se verán perjudicadas las personas que antes recibían ayuda. En segundo lugar, la opinión pública sobre Estados Unidos disminuirá en otros países, lo que llevará a un debilitamiento general del poder blando estadounidense. En tercer lugar, algunas personas creen que la reducción de la influencia de Estados Unidos deja un vacío que podría ser llenado por China, Europa o India.
Hasta ahora, los reportes muestran que las personas que antes recibían ayuda de Estados Unidos ahora están sufriendo por su ausencia. La opinión pública extranjera sobre Estados Unidos ha disminuido. En particular, las personas canadienses han reducido sus viajes, sus negocios y otros lazos con estadounidenses.
Otras personas sienten alivio ante estos cambios. En primer lugar, algunas piensan que Estados Unidos se extralimita. Negociar sobre temas que realmente le importan resulta más apropiado que proclamar ideales que luego no cumple. En segundo lugar, para quienes ven a Estados Unidos como una potencia difícil e imperial, estos cambios resultan esclarecedores. Es más fácil ver al verdadero Estados Unidos sin los adornos de la ayuda y el apoyo al desarrollo económico que lo encubren.
La naturaleza del poder blando
Existen pruebas sobre lo que sostiene el poder blando de un país. Las películas y la cultura popular crean una marca estadounidense, una que ha sido especialmente importante desde la Guerra Fría hasta hoy. Una ayuda exterior eficaz mejora la imagen pública de Estados Unidos; el programa PEPFAR, que amplió el acceso al tratamiento del VIH en África, lo demuestra.
El poder blando es como el capital social entre países.
La educación internacional, que ofrece a personas extranjeras y estadounidenses oportunidades estructuradas para vivir y trabajar juntas, también genera relaciones de poder blando. De manera similar, el viaje internacional crea oportunidades para que las personas interactúen. Las personas extranjeras dejan de ser abstracciones en las noticias; ahora son Keiko, de Osaka, quien sirvió ese sushi espectacular, o Glorimar, quien dio indicaciones para llegar a la mejor playa de la isla. La inmigración también conecta a los países. Las familias aprenden cómo es realmente otro país a través de sus familiares y amistades que viven allí: una visión auténtica, sin intermediarios.
¿El comercio apoya el poder blando de un país? En la medida en que el comercio acerca a las personas, sí mejora la percepción sobre el otro país. Si se trata solo de una marca de producto extranjero, vendida por locales a otros locales, entonces menos. Sin embargo, cuanto más poder blando tiene un país —es decir, cuanto más agrada a las personas en otros países—, más comercio internacional atrae. Ser amigable también es rentable.
Las políticas y acciones del gobierno influyen en el crecimiento o el debilitamiento del poder blando de un país, pero la base del poder blando es la sociedad civil, en las relaciones que las personas de un país mantienen con personas de otros países. Es un juego a largo plazo, no a corto. Habrá que ver si los cambios recientes en la política exterior de Estados Unidos terminan aislando a las personas estadounidenses del resto del mundo, o si la gente seguirá construyendo sus amistades y vínculos, como el agua que siempre encuentra su nivel.
¿Cómo lo sabremos?
La Matriz de Poder Blando es una forma de medir las relaciones de poder blando entre países. En su forma básica, incluye datos sobre la cantidad de personas inmigrantes, estudiantes internacionales y visitantes del extranjero. Por lo general, cuanto más extranjeras llegan a un país, mayores son sus relaciones de poder blando. Cuanto más abierto está un país a las personas, a los negocios y al aprendizaje, mayor es su poder.
Según la Matriz de Poder Blando, entre 1960 y 2020, Estados Unidos ocupa el primer lugar como superpotencia mundial del poder blando. Esto se debe principalmente a que es el país con más personas inmigrantes y estudiantes internacionales del mundo, y porque estas personas provienen de todas las regiones del planeta.
De 1960 a 1990, Francia y el Reino Unido siempre se encuentran entre los cinco principales líderes en poder blando. En algunas décadas, Canadá, Italia, Suiza o Rusia también figuran entre los países más destacados.
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De 2000 a 2020, Francia, el Reino Unido y ahora Alemania están siempre entre los cinco primeros, junto con Estados Unidos. Francia lidera en número de visitantes extranjeros. El Reino Unido encabeza la lista en cantidad de estudiantes internacionales. Alemania lidera tanto en inmigración como en estudiantes extranjeros.
China en 2020 ocupa el puesto 16º. Su mayor recurso de poder blando es la atracción de visitantes extranjeros. Es un gran avance tras varias décadas; hasta hace poco, en 1980, el país estaba cerrado para la mayoría de las personas extranjeras.
Desde la perspectiva de la Matriz de Poder Blando, si hay una disminución del poder blando de Estados Unidos, los beneficiarios más probables serán los otros líderes en poder blando: Francia, el Reino Unido y Alemania. A nivel regional, los países más abiertos a personas inmigrantes, estudiantes internacionales y visitantes extranjeros serán los que más se beneficien; en América, Canadá; en Europa del Este y Oriente Medio, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos; en África, Sudáfrica; y en Asia Oriental, Japón y Australia.
Así como es posible analizar la composición del comercio internacional de un país, también es posible observar la composición de sus relaciones de poder blando. En 2024, las relaciones de poder blando de Estados Unidos se distribuyen así: 16 % con México, principalmente personas inmigrantes y visitantes; 13 % con India, sobre todo estudiantes e inmigrantes; 11 % con Canadá, en su mayoría visitantes; y 11 % con China, principalmente estudiantes. El 51 % de las relaciones de poder blando de Estados Unidos con el mundo se concentra en estos cuatro países.
Los datos para la Matriz de Poder Blando requieren tiempo para ser recopilados. Los informes precisos suelen tardar unos dos años desde el cierre del año calendario hasta la publicación de los datos por parte de organizaciones internacionales. Con el tiempo veremos cuánto afectan los cambios en la política del gobierno de Estados Unidos al flujo real de personas extranjeras hacia el país, y de estadounidenses al extranjero.
¿Por qué es importante? ¿Qué puedes hacer?
En los medios de comunicación y en muchas columnas de opinión, hay gran preocupación de que el poder blando de Estados Unidos —y el de otros países ricos— se vea afectado por la reducción de presupuestos públicos y el aumento del gasto militar, lo que lleva a recortes en ayuda al desarrollo y asistencia humanitaria. En el caso de Estados Unidos, muchas personas consideran que su enfoque de política exterior, que utiliza las amenazas como táctica normal de negociación y acepta un alto umbral de conflicto incluso entre aliados y amistades, podría debilitar su influencia de poder blando en el sistema internacional.
Sin embargo, el poder blando no está impulsado principalmente por la política gubernamental ni sostenido por la ayuda estatal. En realidad, la base del poder blando son las relaciones que las personas mantienen con otras personas en otros países. Lo que se necesita para fomentar el poder blando es
proteger esas relaciones y los canales de comunicación que las sostienen. Esto recae principalmente en manos de la sociedad civil —incluidas las personas comunes, las organizaciones comunitarias, las empresas, las escuelas, los centros culturales, las ligas deportivas y los espacios religiosos.
Tener poder blando realmente importa cuando hay una crisis y un país quiere persuadir a otros países para que ayuden, incluso si esa ayuda representa un costo para ellos. Las científicas y los científicos políticos llaman a estas situaciones problemas de acción colectiva. ¿Bajo qué condiciones las personas se unen para trabajar por un objetivo común, incluso cuando eso podría implicar sacrificios —de tiempo, dinero u otros recursos— para algunas de ellas?
- Primero, ayuda confiar unas en otras. La confianza es fácil cuando tenemos algo en común: apoyamos al mismo equipo deportivo o venimos del mismo pueblo. Pero también es posible confiar entre personas desconocidas, decía la ganadora del Premio Nobel Elinor Ostrom. Ella demostró que si las personas desconocidas tienen la oportunidad de colaborar y devolverse ayuda y apoyo, con el tiempo pueden construir suficiente confianza para trabajar juntas. Lo observó tanto en el laboratorio, realizando experimentos con personas, como en el campo, donde estudió cómo la gente compartía exitosamente el agua y la tierra, estableciendo sus propias reglas y resolviendo sus propios problemas.
- En segundo lugar, otro concepto relacionado es el de capital social, popularizado por otro politólogo, Robert Putnam. En sus estudios, mostró que cuando las personas forman parte de organizaciones de la sociedad civil —una forma elegante de decir ligas de boliche o asistir a la iglesia—, aprenden a colaborar para lograr objetivos, y eso puede traducirse en participación política.
Basándome en el trabajo de Ostrom, Putnam y otras personas investigadoras, identifiqué las “comunidades de confianza”, grupos de personas que construyeron capital social, a menudo colaborando entre ellas de manera virtual, aprovechando las tecnologías de la comunicación.
Hoy en día, en Estados Unidos, muchas personas de otros países todavía quieren vivir aquí, estudiar aquí o venir de visita. Eso no es cierto para todos los países, y no es algo que las personas estadounidenses puedan dar por sentado para siempre. Que la gente siga queriendo venir a Estados Unidos depende en gran parte de las personas comunes: de cómo tratamos a los demás cada día, si los cuidamos y si les tendemos una mano amiga.
El poder blando es como el capital social entre países. Los gobiernos son una parte importante de ese capital social, pero no son los únicos actores involucrados. Todas y todos participamos. Cómo nuestras comunidades reciben a las personas inmigrantes; nuestras escuelas, a las estudiantes internacionales; nuestros vecindarios, a las visitantes extranjeras: estas son nuestras oportunidades para construir confianza y capital social con el mundo.