Sobre el libro From Click to Boom: The Political Economy of E-commerce in China de Lizhi Liu. Publicado por Princeton University Press en 2024.
En apenas 20 años, China superó a las economías desarrolladas al crear un mercado de comercio electrónico con 800 millones de usuarios, capturando casi el 50 % de las ventas minoristas en línea a nivel mundial. Este «mercado de todo» ofrece de todo, desde productos comunes hasta activos en dificultades como aviones Boeing 747 y rascacielos inconclusos, además de artículos curiosos como un «traductor para perros» y una «máquina de venganza contra vecinos ruidosos» que hace vibrar el techo de los vecinos de arriba.

Sin embargo, este auge del comercio electrónico parece desafiar la lógica convencional. En comparación con las transacciones físicas, el comercio en línea requiere instituciones muy sólidas para hacer cumplir los contratos y prevenir el fraude, ya que las transacciones no son cara a cara y suelen involucrar comerciantes distantes y anónimos. No obstante, el mercado chino de comercio electrónico creció sin un respaldo legal sólido; la baja adopción de tarjetas de crédito y la proliferación de falsificaciones minaron aún más la confianza del consumidor, factores que deberían haber frenado su crecimiento.
Un estudio de caso sobre el mercado del comercio electrónico en China en los años 2000 resaltó este punto: «China carecía de normas y leyes que regularan los comportamientos en línea y previnieran el fraude en Internet… En EE.UU., si realizas una oferta, es un contrato, y por ley debes cumplir con esa oferta si ganas la subasta. Eso es muy claro. La gente tendría miedo de ser demandada si no cumpliera con el contrato. En China, a la gente no le importa. “Hago una oferta, ya no la quiero, mala suerte.”»
Este libro invita a los lectores a replantear las infraestructuras digitales, no solo como avances tecnológicos, sino como fuerzas transformadoras que están redefiniendo la gobernanza, el acceso a los mercados y las trayectorias del desarrollo global.
Entonces, ¿cómo pudo ocurrir el auge del comercio electrónico en China sin un Estado de derecho sólido? ¿Por qué China superó a los países occidentales en comercio electrónico, a pesar de que estos tenían marcos legales más sólidos y niveles de ingresos más altos? ¿De dónde surgieron las instituciones clave necesarias para impulsar el comercio electrónico?
Mi respuesta es la externalización institucional, una colaboración público-privada en el desarrollo institucional. Cuando el gobierno no puede proporcionar un respaldo institucional formal, externaliza estratégicamente partes del desarrollo y la aplicación institucional a las plataformas digitales.
Construcción institucional privada por parte de las plataformas de comercio electrónico
La primera dimensión de la externalización institucional implica el desarrollo privado de instituciones digitales. En el contexto de un débil Estado de derecho en los años 2000, las plataformas chinas de comercio electrónico se vieron obligadas a construir poderosas instituciones en línea para generar confianza y garantizar el cumplimiento—superando en complejidad, en muchos casos, a sus contrapartes occidentales. Por ejemplo, Taobao de Alibaba desarrolló un ecosistema integral de instituciones digitales, que incluye un sistema de pago en depósito, un seguro de devolución, puntuaciones de crédito, audiencias sobre normativas y un jurado en línea para la resolución de disputas.

Taobao incluso introdujo una « Cámara de Representantes de las Reglas», una plataforma que permitía a los usuarios votar sobre normativas no esenciales de la plataforma. Estas innovaciones fueron ampliamente adoptadas por otras plataformas y terminaron moldeando las instituciones gubernamentales.
En algunos casos, el gobierno chino aprovechó estos mecanismos privados para reforzar la aplicación de la ley o incluso formalizó reglas de plataforma ampliamente adoptadas, como los sistemas de pago de terceros y la política de devolución en siete días.
Es importante reconocer que, en los países occidentales, plataformas como Amazon o eBay también incorporan instituciones privadas para hacer cumplir los contratos o prevenir el fraude.
Sin embargo, estas instituciones no son tan sofisticadas como sus equivalentes chinas debido a una menor demanda. La debilidad en la aplicación de la ley en China genera una mayor prevalencia de falsificaciones y fraudes. Como resultado, las plataformas en China enfrentan mayores desafíos para ganarse la confianza de los usuarios y facilitar el comercio en sus sitios.
Para superar estos obstáculos, deben desarrollar instituciones mucho más sólidas y mecanismos de aplicación más eficaces. La necesidad de instituciones más fuertes se ilustra en el capítulo 3 a través de la batalla entre Taobao y eBay en el mercado chino de principios de los años 2000.
A pesar de los cambios regulatorios, la externalización de funciones institucionales del Estado hacia las plataformas ha perdurado.
Las instituciones trasladadas por eBay desde los países occidentales resultaron insuficientes para garantizar a los usuarios chinos la seguridad de las transacciones en línea. En contraste, el enfoque de Taobao en la construcción de confianza fue la razón principal por la que derrotó a eBay, a pesar de la ventaja de ser el primero en el mercado y contar con muchos más recursos.
Dicho esto, las instituciones digitales establecidas por las plataformas chinas estaban lejos de ser perfectas.
Como se analiza en el libro, las capacidades de aplicación seguían siendo limitadas, y los usuarios encontraban frecuentemente formas de manipular el sistema, por ejemplo, alterando las reseñas en línea.
A pesar de estas deficiencias, estas instituciones digitales representaban una mejora significativa frente al escenario alternativo: la ausencia de marcos institucionales efectivos. Este enfoque digital del desarrollo institucional ofrecía una solución alternativa a los desafíos de gobernanza en contextos donde las instituciones estatales resultaban insuficientes.
La externalización del Estado
Mientras tanto, el gobierno autoritario ya sea consintió implícitamente la construcción institucional privada de las plataformas (externalización de facto) o delegó explícitamente funciones institucionales a plataformas digitales a través de contratos o acuerdos formales (externalización de jure).

Inicialmente, el gobierno adoptó lo que denomino “no regulación estratégica”, otorgando un consentimiento implícito al desarrollo institucional de las plataformas. A pesar de contar con la capacidad reguladora y una comprensión clara de los desafíos del comercio electrónico, el gobierno optó por no imponer regulaciones estrictas sobre la industria. Por ejemplo, en 2015, el rápido auge del comercio electrónico provocó el cierre masivo de tiendas físicas, generando fuertes críticas y afirmaciones de que la economía digital representaba una amenaza “virtual” para la economía “real”.
El estudio revela cómo el comercio electrónico transformó varios aspectos de la economía y la gobernanza en China.
Sin embargo, el gobierno resistió estas presiones y evitó implementar regulaciones estrictas. Esta “no acción” deliberada fue un factor clave en el auge del comercio electrónico: a diferencia de las políticas industriales proactivas, como la provisión de terrenos o capital, la “no regulación estratégica” otorga a un sector la autonomía necesaria para fomentar su crecimiento.
Con el tiempo, surgió un modelo de externalización más formalizado. A través de amplias colaboraciones y acuerdos formales, los gobiernos central y locales comenzaron a delegar diversas funciones a las plataformas digitales en áreas como la aplicación de la ley y la gobernanza económica. Por ejemplo, la Oficina de Anticorrupción y Sobornos de China firmó un memorando de entendimiento con Alibaba, confiándole ciertas funciones legales para combatir el soborno comercial. Las empresas de plataformas también desempeñaron un papel crucial en la configuración de los marcos regulatorios, contribuyendo a la redacción de la ley de comercio electrónico y al establecimiento de tribunales digitales.
El dilema regulatorio
Este camino digital hacia el desarrollo—la externalización de funciones institucionales a las plataformas—presenta su propio conjunto de desafíos. Este enfoque depende de que las grandes plataformas tengan la autonomía para gobernar y experimentar con las reglas institucionales. Sin embargo, su creciente influencia genera sospechas dentro de un gobierno autoritario. Además, a medida que estas plataformas se expanden, surgen diversos problemas, como preocupaciones sobre la privacidad y prácticas anticompetitivas.
El dilema central es que una regulación insuficiente permite a las plataformas abusar de su poder de mercado, mientras que una regulación excesiva sofoca su capacidad de innovación institucional. Las oscilaciones regulatorias de China hacia las plataformas reflejan la dificultad de encontrar el equilibrio adecuado. Inicialmente, hasta finales de 2020, el gobierno chino mantuvo un enfoque de no intervención con regulaciones mínimas. Luego, entre finales de 2020 y mediados de 2023, hubo una fuerte represión contra las grandes empresas tecnológicas. Finalmente, a mediados de 2023, el gobierno relajó las regulaciones y adoptó una postura más favorable.
A pesar de estos cambios regulatorios, la externalización de funciones institucionales del Estado hacia las plataformas ha perdurado. Como señala el capítulo 6, en algunos casos, la colaboración entre el gobierno y las plataformas incluso se intensificó tras la represión.
Los efectos de gran alcance del comercio electrónico
Además de analizar los fundamentos institucionales del auge del comercio electrónico en China, el libro explora sus efectos de gran alcance. Basándose en extensas entrevistas, encuestas originales, decenas de millones de datos exclusivos y un raro experimento de campo realizado en tres provincias chinas, el estudio revela cómo el comercio electrónico transformó diversos aspectos de la economía y la gobernanza en China.
El capítulo 4 analiza cómo el comercio electrónico redefinió las relaciones entre el Estado y las empresas, generando nuevos desafíos de información y coordinación para los gobiernos locales. El capítulo 5 aprovecha una oportunidad única para realizar un ensayo controlado aleatorizado (RCT) en colaboración con una plataforma de comercio electrónico, examinando el impacto del acceso al comercio electrónico en el bienestar de los hogares rurales.
El capítulo 6 profundiza en la represión regulatoria del sector tecnológico en China entre 2020 y 2023, argumentando que fue el resultado de una situación en la que las plataformas “excedieron” sus límites, provocando una “sobrerreacción” por parte del Estado. El capítulo también explica por qué la represión tecnológica comenzó a finales de 2020, sugiriendo que un exceso de confianza tanto del gobierno como de las empresas tecnológicas llevó al choque.
Las instituciones digitales importan
La importancia de las instituciones ha sido ampliamente reconocida, aunque tradicionalmente el enfoque ha estado en las instituciones gubernamentales. Sin embargo, en la era digital, las instituciones digitales proporcionadas por las empresas han adquirido un papel igualmente crucial, moldeando no solo la actividad económica, sino también la vida cotidiana y las dinámicas políticas.
Este libro invita a los lectores a replantear las infraestructuras digitales, no solo como avances tecnológicos, sino como fuerzas transformadoras que están redefiniendo la gobernanza, el acceso a los mercados y las trayectorias del desarrollo global.