Elecciones autocráticas: Descifrando el autoritarismo moderno

El libro se adentra en el complejo mundo de los regímenes autocráticos, arrojando luz sobre las complejidades de la manipulación electoral, las maniobras económicas y la estabilidad política en las dictaduras contemporáneas.

Masaaki Higashijima
Masaaki Higashijima
Nursultan Nazarbayev, expresidente de Kazajistán (1991-2019), en el Palacio de las Naciones en Ginebra. Las elecciones durante su mandato fueron criticadas por no cumplir con los estándares de elecciones libres y justas. Foto de Violaine Martin.

Denmascarando autocracias

Cuando pensamos en dictaduras y regímenes autoritarios, a menudo nos vienen a la mente imágenes de líderes gobernando a través de la violencia y la represión, recordando a figuras históricas como Hitler, Stalin y Mao Zedong. Sin embargo, es crucial reconocer que muchos líderes autocráticos contemporáneos mantienen una fachada de democracia, permitiendo la participación de partidos de oposición en las elecciones. En mi libro The Dictator’s Dilemma at the Ballot Box , me adentro en el fenómeno de las "autocracias disfrazadas de democracias", analizando las elecciones autocráticas para iluminar esta compleja dinámica.

La infracción de los derechos humanos y las libertades civiles es un distintivo de las autocracias modernas, sin embargo, estos regímenes a menudo ocultan su naturaleza autoritaria bajo la apariencia de procesos democráticos. Al permitir una semblanza de competencia política, los autócratas no solo sostienen su dominio en el poder, sino que también proyectan una imagen de legitimidad al mundo exterior. El libro explora cómo estos líderes navegan el delicado equilibrio entre mantener el control autoritario y la apariencia de normas democráticas. Examina las estrategias que emplean para manipular las elecciones y el impacto de estas elecciones en el panorama político de sus países.

A nivel nacional, el dilema gira en torno a controlar a la población mientras se mantiene un barniz de legitimidad democrática.

A través de este análisis, obtenemos perspectivas sobre las sutilezas de las autocracias modernas, donde la línea entre la dictadura abierta y la gobernanza pseudo-democrática a menudo se difumina. La exploración ofrece una comprensión crítica de los mecanismos políticos en juego en estos regímenes, proporcionando una visión matizada de la política autoritaria contemporánea.

El dilema electoral en las dictaduras

Los dictadores enfrentan un desafío significativo al gobernar sus países únicamente a través de medios coercitivos. En el mundo contemporáneo, donde hay mucho más escrutinio internacional de sus acciones, confiar en la violencia y la represión acarrea costos internacionales significativos. Además, a nivel doméstico, la coerción eleva las apuestas, dificultando asegurar victorias sustanciales en las elecciones. Cuando los ciudadanos temen la represión, dudan en expresar sus opiniones, obstaculizando el acceso de los autócratas a información creíble crucial para una gobernanza eficiente. La represión excesiva también puede alimentar el descontento popular, desencadenando acciones colectivas contra el gobierno que amenazan la estabilidad autocrática. Por otro lado, si los autócratas optan por reformas políticas, como minimizar el fraude electoral y mejorar la representación proporcional, corren el riesgo de perder su capacidad para asegurar victorias abrumadoras en las elecciones.

El libro identifica dos tipos principales de manipulación electoral: el fraude electoral flagrante y la manipulación institucional.

Este complejo panorama crea un dilema electoral para los dictadores. Para mantener el poder, deben equilibrar cuidadosamente el uso de la fuerza con la necesidad de aparecer legítimamente elegidos. El enfoque de la comunidad internacional en los derechos humanos y las normas democráticas significa que el comportamiento autocrático flagrante puede llevar a sanciones, aislamiento o incluso intervención. Esta presión externa obliga a los dictadores a adoptar métodos de control más sofisticados.

A nivel nacional, el dilema gira en torno a controlar a la población mientras se mantiene un barniz de legitimidad democrática. La coerción solo puede llegar hasta cierto punto antes de que se vuelva contraproducente, ya sea por alienar a la ciudadanía o por atraer demasiada atención internacional. En consecuencia, muchos autócratas modernos han recurrido a formas más sutiles de manipulación. Estas incluyen controlar las narrativas mediáticas, usar incentivos económicos para comprar lealtad y cooptar a los partidos de oposición.

El resultado es una forma de gobernanza que puede ser más insidiosa que una dictadura abierta. Las elecciones en tales regímenes no son para elegir líderes, sino para reforzar las estructuras de poder ya existentes. La apariencia de elección y participación le da al régimen una fachada de legitimidad, tanto a nivel nacional como internacional, complicando los esfuerzos de aquellos que buscan una reforma democrática genuina. El libro explora estas estrategias en profundidad, analizando cómo los dictadores modernos navegan esta cuerda floja electoral y las implicaciones para el futuro de la política global.

Estrategias de diseño electoral

Los dictadores utilizan una plétora de medidas para manipular las elecciones, un proceso que altera fundamentalmente los resultados electorales, desviándolos de las preferencias de votación del público para favorecer al régimen. El libro identifica dos tipos principales de manipulación electoral: el fraude electoral flagrante y la manipulación institucional.

El fraude electoral flagrante abarca tácticas coercitivas, incluyendo la intimidación violenta y no violenta de votantes y candidatos de la oposición, un sesgo mediático extremo a favor del partido gobernante, y la desregistro de partidos de oposición, entre otros.

La manipulación institucional, por otro lado, implica tácticas más sutiles, pero igualmente efectivas. Estas incluyen alterar las leyes y procesos electorales para favorecer al titular, el gerrymandering, cambiar los límites de los distritos electorales y ajustar el tamaño de los distritos electorales para inclinar los resultados a favor del partido gobernante. Por ejemplo, en regímenes autoritarios con grandes ventajas de permanencia en el poder, los sistemas de distrito único pueden permitir que el partido gobernante asegure una parte desproporcionada de escaños con menos votos. Este mecanismo institucional sesga significativamente los resultados electorales a favor del régimen, consolidando así el poder sin la apariencia abierta de fraude electoral.

Además, la manipulación institucional podría también implicar el diseño estratégico de los sistemas electorales en sí mismos. Por ejemplo, los sistemas de representación proporcional pueden ser adoptados por dictadores con fuertes capacidades de movilización que son menos propensos a recurrir al fraude electoral flagrante. Por el contrario, los sistemas que intrínsecamente favorecen al partido gobernante podrían ser elegidos en escenarios donde la dictadura se sienta menos segura.

Este libro profundiza en la interacción sofisticada de estas estrategias, ilustrando cómo los dictadores no solo diseñan los resultados electorales, sino que también moldean las mismas estructuras que sustentan los procesos electorales. Al comprender estas estrategias, se obtiene una visión de cómo los autócratas mantienen el poder mientras navegan el delicado equilibrio entre parecer democráticamente legítimos y ejercer un control autoritario. Estas estrategias, aunque diversas en su aplicación, comparten el objetivo común de perpetuar el gobierno autocrático bajo la apariencia de procedimientos democráticos.

Efectos y consecuencias de las elecciones autocráticas

Al examinar las variaciones en las instituciones electorales y centrarse en la capacidad de los dictadores para obtener apoyo popular a través de una extensa distribución económica, se hace evidente cómo los autócratas pueden asegurar victorias abrumadoras en las elecciones sin recurrir al fraude electoral flagrante o la manipulación de los sistemas electorales. Esta estrategia, a menudo denominada maniobra económica, implica que los dictadores manipulen las políticas macroeconómicas antes de las elecciones para asegurar victorias claras mientras garantizan la legitimidad percibida de las elecciones. Tales tácticas incluyen el gasto social dirigido, el estímulo económico y la distribución de recursos a grupos demográficos clave para cultivar una base de apoyo popular.

La forma en que los autócratas gestionan la oposición refleja su estrategia de gobernanza más amplia.

Sin embargo, este enfoque no está exento de riesgos. Si los autócratas no logran abordar eficazmente el dilema electoral, las elecciones pueden volverse en su contra con repercusiones significativas. En situaciones donde los dictadores dependen excesivamente de la manipulación electoral, pueden revelar inadvertidamente las vulnerabilidades de su régimen. Esto puede llevar a una serie de resultados desestabilizadores, incluyendo golpes de estado, protestas populares o éxitos electorales inesperados de los partidos de oposición. En casos extremos, la manipulación abierta podría provocar condenas internacionales o sanciones, poniendo en peligro aún más la estabilidad del régimen.

Además, el libro sostiene que cuando los dictadores se desvían de un enfoque equilibrado para manejar el dilema electoral, destabilizan el gobierno autoritario. La manipulación electoral excesiva puede dañar los beneficios de las elecciones, dificultando que los líderes de la oposición evalúen con precisión la verdadera fuerza del dictador. Esta percepción errónea puede provocar agravios populares y llevar a protestas masivas. Por el contrario, una manipulación electoral insuficiente según las necesidades del régimen podría exponer las debilidades del autócrata, fomentando deserciones de la élite gobernante o incluso animando a la oposición a tomar el poder.

Estas dinámicas subrayan una paradoja clave: mientras que las elecciones autocráticas están diseñadas para reforzar la estabilidad del régimen, también contienen el potencial de un trastorno político significativo. El análisis del libro de estos resultados ilumina el delicado equilibrio que los autócratas deben lograr al diseñar elecciones, ofreciendo una comprensión matizada de la interacción intrincada entre la manipulación electoral, las estrategias económicas y la estabilidad política en los regímenes autoritarios.

Autocracias frente a la oposición

Los autócratas navegan estratégicamente su relación con la oposición, empleando diversas tácticas basadas en su nivel de control y apoyo público. Cuando sus capacidades de movilización son más débiles, los autócratas pueden evitar la manipulación electoral flagrante, optando en cambio por instituciones electorales que promuevan la proporcionalidad. Este enfoque puede incluir permitir una representación más justa de los partidos de oposición en los cuerpos legislativos, lo que, en apariencia, parece ajustarse a las normas democráticas.

Tanto el fraude electoral flagrante como la manipulación institucional, sin embargo, sirven al propósito principal de inclinar los resultados electorales a favor de los dictadores y sus partidos. Si bien estas estrategias pueden asegurar victorias dominantes para los autócratas, también corren el riesgo de socavar la legitimidad percibida de las elecciones. Cuanto más se produzcan artificialmente los resultados electorales a través de la fuerza y el fraude, menos beneficiosas se vuelven las elecciones en términos de proporcionar un mandato creíble y apoyo público.

Además, el uso de estas estrategias tiene un impacto significativo en el papel y las estrategias de la oposición. En regímenes donde la manipulación electoral es desenfrenada, los partidos de oposición a menudo enfrentan desafíos significativos para movilizar apoyo y ganar tracción con el electorado. Pueden recurrir a formar coaliciones o buscar apoyo internacional para contrarrestar las ventajas autocráticas. En algunos casos, esto puede llevar a un movimiento de oposición más unificado y potente, planteando potencialmente una amenaza sustancial al régimen autocrático.

La forma en que los autócratas gestionan la oposición refleja su estrategia de gobernanza más amplia. Aquellos que optan por menos manipulación pueden estar intentando proyectar una imagen de tolerancia y moderación, tanto a sus ciudadanos como a la comunidad internacional. Por el contrario, la manipulación fuerte puede indicar un régimen que se siente amenazado y busca consolidar el poder a toda costa.

El libro explora estas dinámicas, examinando cómo las estrategias de los autócratas hacia la oposición reflejan su enfoque general para mantener el poder. Discute la fina línea que los autócratas caminan entre suprimir lo suficiente a la oposición para mantener el control y empujar demasiado lejos, lo que puede llevar a una resistencia aumentada, tanto a nivel nacional como internacional. Comprender este equilibrio es crucial para comprender la naturaleza compleja de las autocracias modernas y sus interacciones con las fuerzas de oposición.

Implicaciones para la política autoritaria contemporánea

Este libro ilumina un paradoja crítica en el corazón de las dictaduras modernas: la necesidad de que los líderes políticos, incluso en regímenes autoritarios, aseguren la legitimidad política ganando el apoyo de sus ciudadanos. Los gobernantes autocráticos utilizan estratégicamente las elecciones, sopesando las dinámicas de poder dentro de sus naciones. No equilibrar hábilmente estas dinámicas pone en peligro la misma estabilidad de sus regímenes.

El análisis presentado en el libro subraya la naturaleza evolutiva de la gobernanza autoritaria. Los dictadores modernos a menudo operan bajo la apariencia de prácticas democráticas, manipulando los procesos electorales para mantener una apariencia de legitimidad mientras aseguran su dominio continuo. Sin embargo, esta estrategia está llena de riesgos, ya que la sobremanipulación puede conducir a la pérdida de credibilidad, tanto a nivel nacional como internacional, y la submanipulación puede exponer debilidades y fortalecer a la oposición.

Además, el libro revela las complejidades y matices de las estrategias autocráticas en el trato con las fuerzas de oposición, destacando el delicado equilibrio entre la supresión y la concesión. Las estrategias empleadas por los autócratas no solo reflejan sus necesidades políticas inmediatas sino que también tienen implicaciones más amplias para su supervivencia a largo plazo y la estabilidad de sus regímenes.

En conclusión, comprender estas dinámicas es crucial para captar completamente la naturaleza del autoritarismo contemporáneo. Las perspectivas del libro son particularmente relevantes en un paisaje global donde la distinción entre la gobernanza democrática y autoritaria se vuelve cada vez más borrosa. Para académicos, formuladores de políticas y cualquier persona interesada en la trayectoria futura de la política mundial, las lecciones extraídas de este análisis proporcionan un marco crítico para entender los desafíos y complejidades del gobierno autoritario en el siglo XXI.

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Associate Professor of Comparative Politics at the Institute of Social Science, University of Tokyo. His research interests include comparative political economy, autocratic politics, democratization, and Central Asia. His first book, The Dictator’s Dilemma at the Ballot Box (University of Michigan Press, 2022) received several academic awards. He earned a Ph.D. in Political Science at Michigan State University.