En medio de un acalorado debate sobre la inmigración hacia los países del Norte Global, el asilo y la protección de los refugiados se están volviendo cada vez más restringidos y difíciles de acceder. En un contexto de múltiples conflictos globales, violencia y persecución de diferentes grupos sociales, creciente pobreza y los impactos del cambio climático, casi 120 millones de personas se encuentran desplazadas por la fuerza en todo el mundo. Sin embargo, las respuestas políticas al desplazamiento —tanto a nivel nacional como internacional— han pasado cada vez más de la protección de las personas a la protección de las fronteras, dificultando que quienes buscan seguridad puedan cruzarlas.
Muchos de los países más ricos del mundo están construyendo muros y reforzando la seguridad fronteriza para evitar que los refugiados lleguen a su territorio. ¿Cómo y por qué hemos llegado a este punto? ¿Y qué podemos hacer para cambiar o resistir estas políticas de exclusión? Estas son dos de las preguntas centrales abordadas por los diversos colaboradores de nuestro Research Handbook on Asylum and Refugee Policy.
Ofreciendo un análisis multidisciplinario integral con colaboradores de diversas regiones y disciplinas académicas, el volumen explora las respuestas nacionales, regionales e internacionales a los refugiados y la migración forzada. Examina cómo han evolucionado las políticas de asilo y refugio desde la adopción de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, y cómo y por qué están aumentando las brechas en la protección hoy en día.
El libro también intenta incluir voces fuera del ámbito académico, y nos complace que algunos de los capítulos hayan sido escritos o coescritos por colaboradores que tienen experiencia migratoria o que trabajan en organizaciones de la sociedad civil con solicitantes de asilo y refugiados.
Comprender el contexto histórico del régimen de refugiados
Para entender los debates actuales y las evoluciones en las políticas de asilo y refugio, es importante situarlos en un contexto histórico y comprender las formas en que las políticas y leyes de refugiados han sido moldeadas tanto por la geopolítica como por el crecimiento de la industria humanitaria.
Morris, por ejemplo, argumenta que el asilo ha crecido tanto como resultado de la institucionalización de la industria de refugiados como de los deseos de los Estados nación (principalmente en el Norte Global) de controlar sus fronteras. También es importante entender cómo se adoptó la Convención de 1951 sobre los Refugiados después de la Segunda Guerra Mundial, en un momento de desplazamientos masivos en Europa y el inicio de la Guerra Fría, pero también mientras muchos países del Sur Global luchaban por independizarse de la colonización.
Se puede argumentar que las diferentes formas en que se trató a quienes huían de estos conflictos en términos de acceso o no a la protección de refugiados, ilustran los supuestos colonialistas, racistas y excluyentes en los que se basa la Convención. La Convención sigue marginando a los Estados y a los refugiados del Sur Global.
Los fundamentos eurocéntricos del régimen internacional de refugiados son evidentes en los debates y estudios actuales sobre las políticas de asilo y refugio, donde persiste un enfoque en los países “receptores de refugiados” del Norte Global, movilizando discursos de “crisis” para describir las supuestas presiones que enfrentan estos países ante el creciente número de personas que llegan a buscar asilo.
Sin embargo, este punto de vista eurocéntrico ignora el hecho de que la mayoría de los refugiados permanecen en los países del Sur Global y en sus regiones de origen. Al hacerlo, invisibiliza diversas respuestas alternativas al refugio y regímenes de protección que se desarrollan en todo el mundo. Los países de América Latina, por ejemplo, cuentan con regímenes de asilo y refugio, incluidas buenas prácticas que con frecuencia son ignoradas o malinterpretadas por quienes están fuera de la región.
Securitización y violencia
Le “discours de crise” mentionné ci-dessus concernant l’arrivée de demandeurs d’asile et de réfugiés dans les pays du Nord global a été instrumentalisé par les gouvernements pour limiter le nombre de personnes bénéficiant d’une protection. Ces pays ferment de plus en plus leurs frontières et mettent en œuvre des politiques et des lois rendant quasi impossible l’accès à la protection pour les migrants racialisés du Sud global.
Esto se refleja en la externalización de las políticas de asilo, con Estados intentando trasladar la responsabilidad del control fronterizo a países vecinos y procesar solicitudes de asilo fuera de sus propios territorios. La externalización implica una gama de políticas e instrumentos diferentes (políticas migratorias formalizadas y regímenes de visados, iniciativas políticas bilaterales y multilaterales entre Estados, políticas y prácticas ad hoc), pero todos tienen el objetivo de limitar el número de migrantes que llegan al territorio nacional de un país y delegar la responsabilidad del “control” de la migración a terceros países.
Por ejemplo, Estados Unidos ha ejercido una gran presión sobre México para impedir que los refugiados crucen las fronteras, mientras que la Unión Europea ha llegado a acuerdos con países vecinos como Turquía, Marruecos o Túnez, pagando a sus gobiernos grandes sumas para evitar que los migrantes salgan de estos países hacia la UE. Y el Reino Unido, bajo el anterior Gobierno Conservador, adoptó legislación para deportar a los solicitantes de asilo a Ruanda.
Esta securitización y militarización de las fronteras ha hecho que los viajes de quienes buscan asilo sean más largos, más difíciles y más peligrosos, con un aumento del número de muertes en las fronteras y durante los viajes migratorios. Sin embargo, los solicitantes de asilo y refugiados no deben ser vistos únicamente como víctimas vulnerables; es vital comprender sus estrategias de supervivencia y resistencia a estos regímenes violentos.
También ha habido un crecimiento de diversas formas de prácticas solidarias con los solicitantes de asilo y refugiados, algunas de las cuales podrían considerarse un desafío a las formas violentas y excluyentes de gobernanza de los refugiados, y que experimentan con nuevas prácticas e imaginarios de migración y refugio.
Un enfoque interseccional del asilo
Los impactos del acceso restringido al asilo y la protección de los refugiados, así como de las fronteras securitizadas y militarizadas, no se experimentan de la misma manera por todos. El género, la raza, la nacionalidad, la etnia, la clase social, la (dis)capacidad, la orientación sexual, etc., de una persona influyen en cómo viven el régimen de asilo y refugio.
Held y Apata muestran que es necesario combinar una perspectiva interseccional con un análisis poscolonial para comprender verdaderamente las experiencias de los refugiados queer en sistemas de asilo que son fundamentalmente injustos. Destacan cómo los estereotipos de género y sexualizados dentro de los sistemas de asilo refuerzan marcos binarios de género y heteronormativos, que excluyen y marginan a los solicitantes de asilo y refugiados queer racializados.
De manera similar, la persistencia de estereotipos de género y estructuras patriarcales significa que las formas de persecución relacionadas con el género contra las mujeres aún no se toman en serio en los regímenes de asilo y refugio. La Convención de 1951 no menciona el género (ni el sexo), y a pesar de la publicación de varias directrices por parte de ACNUR y gobiernos nacionales y regionales, los sistemas de asilo siguen excluyendo a muchas mujeres que buscan protección contra formas de violencia relacionadas con el género.
¿Nuevos desafíos y nuevas soluciones?
Además de los nuevos y continuos conflictos en todo el mundo, los crecientes impactos del cambio climático plantean un nuevo desafío relacionado con el desplazamiento y la protección de los refugiados.
Las leyes nacionales, regionales e internacionales siguen siendo en gran medida inadecuadas ante este desafío creciente de las personas desplazadas por el cambio climático.
Incluso el término para describir a las personas desplazadas por el cambio climático sigue siendo un punto de controversia. Y en un contexto global de restricciones al asilo y la protección de los refugiados, parece haber poca voluntad para encontrar una solución colectiva que proteja a quienes se ven afectados por el cambio climático.
Está claro que se necesita investigación continua para destacar las fallas y brechas en las políticas de asilo y refugio, y las diversas formas de marginación, violencia y exclusión que enfrentan quienes buscan protección como refugiados. Sin embargo, la investigación en estos contextos plantea desafíos éticos particulares.
Clark-Kazak aboga por una ética radical del cuidado en la investigación sobre migración forzada, visibilizando las asimetrías de poder y enfocándose en relaciones recíprocas. Ella argumenta que es vital amplificar y citar perspectivas éticas de personas con experiencia directa de migración forzada y en idiomas distintos al inglés.
Conclusión
La reciente elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos ha vuelto a destacar la naturaleza precaria de la protección para los migrantes forzados, con la amenaza de terminar con el Estatus de Protección Temporal, que ha sido utilizado por aquellos que ya se encuentran en el país y no pueden regresar a sus países de origen debido a desastres naturales o conflictos armados.
Esta amenaza, si se lleva a cabo, dejaría a miles de personas sin protección, expuestas al arresto y la deportación. Al mismo tiempo, la Unión Europea está implementando su Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo, que reforzará las barreras para quienes intentan llegar a Europa para solicitar asilo, y aplicará lo que se ha denominado como políticas “inviables e inhumanas” contra aquellos considerados como intentos de entrar a Europa “ilegalmente”.
Frente a estas políticas de asilo y refugio cada vez más violentas y no protectoras, creemos que es importante entender cómo y por qué hemos llegado hasta aquí para intentar encontrar qué podemos hacer como investigadores para resistir y apoyar a quienes necesitan protección. Esperamos que nuestro libro sea una pequeña contribución a este esfuerzo.