Argumentos éticos y prácticos para los derechos de los animales

Adoptando un marco que abarque tanto los derechos humanos como los derechos de los animales, podemos crear un sistema de protecciones más completo y efectivo.

Saskia Stucki
Saskia Stucki
Marcha por los derechos de los animales y los derechos humanos, entendidos como una lucha compartida. Foto de Elias Tsolis.

Introducción: Fundamentación conceptual de los derechos de los animales

La proposición de que los animales deben tener derechos humanos es un tema controvertido en el discurso conceptual y político. Este artículo examina las justificaciones políticas para otorgar derechos humanos a los animales, argumentando que tal extensión se justifica tanto en términos éticos como prácticos.

La tesis central es que los derechos humanos pueden beneficiar a los animales al abordar su sufrimiento y opresión, y que los derechos de los animales, a su vez, pueden mejorar la protección y comprensión de los derechos humanos. Esta perspectiva se basa en la idea de que los derechos humanos no son constructos estáticos o puramente metafísicos sino que evolucionan a partir de prácticas sociales y contextos históricos.

Los animales es que los animales tienen un valor intrínseco y un estatus moral, merecedores de derechos fundamentales para protegerlos del daño.

Comprender esta dinámica permite replantear los derechos para incluir entidades no humanas, ampliando así el alcance de la justicia y la compasión dentro de la sociedad. El artículo procede examinando la concepción política de los derechos humanos, las justificaciones éticas para los derechos de los animales y los beneficios prácticos que se derivan de tal extensión. También aborda los posibles desafíos y preocupaciones asociados con esta proposición, proporcionando una visión completa de la interconexión entre los derechos humanos y los derechos de los animales.

Derechos humanos desnaturalizados: Un constructo político

Tradicionalmente, los derechos humanos han sido vistos como derechos naturales basados en cualidades humanas inherentes. Sin embargo, las concepciones políticas de los derechos humanos desafían esta visión al enfatizar sus orígenes prácticos e históricos. Richard Rorty argumentó famosamente que los derechos humanos son productos de la civilización humana y las prácticas sociales más que principios metafísicos abstractos.

Diversos marcos filosóficos han avanzado el caso de la justicia para los animales.

Este cambio de una comprensión naturalista a una comprensión política de los derechos humanos permite un enfoque más funcional y específico al contexto. Las concepciones políticas se centran en el papel y la función de los derechos humanos dentro de las prácticas internacionales y nacionales. Ven los derechos humanos como normas en evolución que responden a injusticias históricas y necesidades sociales.

Por ejemplo, los derechos humanos surgieron como respuestas a atrocidades como el genocidio, la esclavitud y la opresión sistémica, formando un marco destinado a prevenir tales abusos. Esta base práctica no disminuye la fuerza moral de los derechos humanos, sino que los sitúa dentro de las experiencias históricas y contextos institucionales que les dan sentido.

Al entender los derechos humanos como constructos en evolución, podemos apreciar mejor su adaptabilidad y relevancia para abordar nuevas formas de injusticia, incluidas las que enfrentan los animales. Esta perspectiva subraya el potencial de los marcos de derechos humanos para expandirse y evolucionar para enfrentar desafíos éticos y prácticos emergentes, incluida la reconociendo de los derechos de los animales.

Justificaciones éticas: Argumentos basados en principios para los derechos de los animales

El argumento ético para extender los derechos humanos a los animales se basa en principios de justicia y moralidad. Central a este argumento es el reconocimiento de que los animales, al igual que los humanos, sufren de violencia, opresión y explotación. Las teorías éticas que enfatizan la compasión, la equidad y la justicia exigen que abordemos también el sufrimiento de los animales.

Durante las últimas décadas, diversos marcos filosóficos han avanzado el caso de la justicia para los animales. Estos incluyen el utilitarismo, que aboga por minimizar el sufrimiento; la deontología, que enfatiza los deberes y derechos; y la ética de la virtud, que se centra en el carácter moral y la compasión.

El núcleo del argumento basado en la justicia para los derechos de los animales es que los animales tienen un valor intrínseco y un estatus moral, merecedores de derechos fundamentales para protegerlos del daño. Al enmarcar los derechos de los animales en el contexto de los derechos humanos, reconocemos las experiencias compartidas de sufrimiento e injusticia que trascienden las fronteras de las especies.

Este reconocimiento nos obliga a extender las protecciones que tradicionalmente se reservan para los humanos a los animales no humanos, asegurando que su bienestar no sea ignorado. Las justificaciones éticas para los derechos de los animales también destacan la inconsistencia moral de proteger los derechos humanos mientras se ignoran abusos similares contra los animales. Abordar esta inconsistencia requiere un compromiso principista con la justicia que abarque a todos los seres sintientes, reforzando la universalidad y coherencia de los derechos humanos como marco moral.

Funciones discursivas y retóricas de los derechos de los animales

El uso del lenguaje de los derechos humanos en la defensa de los derechos de los animales cumple funciones discursivas y retóricas importantes. En la defensa social y política, la retórica de los derechos humanos tiene una poderosa capacidad para atraer la atención hacia las injusticias y movilizar apoyo para el cambio.

Las ecofeministas argumentan que la dominación de la naturaleza y los animales está intrínsecamente ligada a la opresión patriarcal de las mujeres.

Al enmarcar los derechos de los animales como derechos humanos, los defensores pueden resaltar las deficiencias de las actuales leyes de protección animal y enfatizar la urgencia moral de su causa. Este enfoque sirve para varios propósitos. Primero, tiene una función apelativa, destacando el sufrimiento y la explotación de los animales de una manera que resuena con los valores sociales más amplios de justicia e igualdad. Segundo, proporciona un marco de contestación, permitiendo a los activistas de los derechos de los animales desafiar las normas legales y sociales existentes que perpetúan el abuso animal.

Esta estrategia retórica no se trata solo de un cambio de marca, sino de alinear los derechos de los animales con los principios profundamente arraigados que sustentan los derechos humanos, mejorando así su legitimidad y atractivo.

Además, el discurso de los derechos humanos ayuda a construir coaliciones entre diferentes movimientos de justicia social, fomentando la solidaridad y la acción colectiva. Este enfoque discursivo tiene como objetivo cambiar la percepción pública y crear un imperativo moral y legal para el reconocimiento de los derechos de los animales, impulsando finalmente cambios legislativos e institucionales.

Institucionalizar los derechos de los animales como derechos humanos implica traducir las reivindicaciones morales en derechos legalmente reconocidos dentro de los marcos legales nacionales e internacionales. Este proceso es crucial para proporcionar protecciones robustas contra las violaciones tanto por actores estatales como privados.

El reconocimiento legal de los derechos de los animales impondría a los estados el deber de respetar, proteger y cumplir estos derechos, similar a las obligaciones existentes de derechos humanos.

La agricultura industrial de animales es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, deforestación y contaminación del agua.

Uno de los principales beneficios de la institucionalización legal es el establecimiento de estándares claros y mecanismos de aplicación.

Esto asegura que los derechos de los animales no sean meramente aspiracionales sino accionables, con remedios legales disponibles para las violaciones.

Por ejemplo, el deber de respetar requeriría que los estados se abstuvieran de acciones que dañen a los animales, mientras que el deber de proteger necesitaría leyes que prevengan que individuos y corporaciones privadas exploten a los animales. Además, el deber de cumplir implicaría medidas proactivas para promover el bienestar animal y asegurar que sus derechos sean respetados.

La institucionalización también facilita la universalización de los derechos de los animales, estableciendo puntos de referencia internacionales que pueden guiar y armonizar las leyes nacionales. Esta perspectiva global es esencial para abordar problemas transnacionales como el tráfico de vida silvestre y la destrucción de hábitats. Al incorporar los derechos de los animales en los sistemas legales, podemos crear un marco más completo y efectivo para su protección, asegurando que estos derechos sean respetados y aplicados en diferentes jurisdicciones.

Funciones aspiracionales y transformadoras

Reconocer los derechos de los animales como derechos humanos no se trata solo de protección legal, sino también de fomentar un cambio social a largo plazo. El reconocimiento formal de estos derechos sirve como punto de partida para un proceso transformador destinado a remodelar las normas y prácticas sociales. Los derechos fundamentales de los animales, una vez institucionalizados, proporcionan una base para la realización progresiva, un concepto desarrollado originalmente para los derechos humanos socioeconómicos. Esto significa que, aunque la plena realización de estos derechos puede no ser factible de inmediato, debe haber un esfuerzo continuo hacia su consecución.

Los derechos humanos y los derechos de los animales no son mutuamente excluyentes sino complementarios.

Por ejemplo, reconocer el derecho a la vida de los animales desafiaría prácticas arraigadas como la agricultura industrial y el consumo de carne. Con el tiempo, este reconocimiento llevaría a cambios en el comportamiento del consumidor, las prácticas agrícolas y las normas dietéticas. La naturaleza aspiracional de los derechos de los animales ayuda a desnormalizar prácticas dañinas y establecer nuevos estándares éticos.

Esta función transformadora es crítica para promover un cambio cultural hacia una mayor empatía y respeto por todos los seres sintientes. Al incorporar los derechos de los animales en el tejido legal y moral de la sociedad, podemos avanzar gradualmente hacia un mundo donde los animales sean tratados con la dignidad y la compasión que merecen. Esta visión a largo plazo subraya la importancia de la perseverancia y el compromiso con el avance continuo de los derechos de los animales.

Interconexiones sociopolíticas: Derechos humanos y derechos de los animales

La naturaleza interconectada de los derechos humanos y los derechos de los animales es evidente en el panorama sociopolítico, donde los movimientos por la justicia social a menudo se superponen. Los movimientos de justicia social históricos y contemporáneos han mostrado que la lucha por los derechos humanos está estrechamente ligada a la lucha contra la explotación animal.

Estos movimientos se intersectan y se refuerzan entre sí. Por ejemplo, el movimiento abolicionista contra la esclavitud en el siglo XIX también inspiró a los primeros defensores de los derechos de los animales, destacando los principios compartidos de justicia y compasión. De manera similar, el movimiento feminista ha reconocido durante mucho tiempo los paralelismos entre la opresión de las mujeres y la explotación de los animales, lo que ha llevado al desarrollo del ecofeminismo.

Las ecofeministas argumentan que la dominación de la naturaleza y los animales está intrínsecamente ligada a la opresión patriarcal de las mujeres. Estas intersecciones demuestran que abordar una forma de opresión puede tener efectos positivos en otras áreas de la justicia social.

Además, el principio de no discriminación, una piedra angular de los derechos humanos, apoya la extensión de los derechos a los animales al desafiar las distinciones arbitrarias basadas en la especie. Este enfoque interconectado fortalece el marco general de derechos y promueve una sociedad más inclusiva y equitativa.

Abordar los desafíos ambientales a través de los derechos de los animales

La explotación animal institucionalizada contribuye significativamente a varios problemas ambientales importantes, incluidos el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y las enfermedades zoonóticas. Estos problemas ambientales plantean amenazas existenciales a los derechos humanos, haciendo que la defensa de los derechos de los animales sea aún más convincente. La agricultura industrial de animales, por ejemplo, es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, deforestación y contaminación del agua.

Reconociendo los derechos de los animales, podemos abordar estos impactos ambientales de manera más efectiva. Reducir la escala de la explotación animal mitigaría estas amenazas ambientales, protegiendo así los derechos humanos fundamentales a la salud, la alimentación y un ambiente seguro.

Además, la explotación de los animales a menudo lleva a la destrucción de hábitats, lo que a su vez provoca la pérdida de biodiversidad y aumenta el riesgo de enfermedades zoonóticas. La pandemia de COVID-19 ha destacado la profunda interconexión entre la salud humana y el bienestar animal, ilustrando cómo las enfermedades zoonóticas pueden surgir de la explotación de la vida silvestre y la invasión de hábitats.

Abordar estos problemas requiere un enfoque holístico que incluya la protección de los derechos de los animales. Al salvaguardar el bienestar de los animales, no solo mejoramos su protección, sino que también contribuimos a un entorno más saludable y sostenible para los humanos.

Conclusión: Integrando los derechos humanos y los derechos de los animales

La extensión de los derechos humanos a los animales es tanto una necesidad moral como una estrategia práctica para mejorar la protección de todos los seres sintientes. Este enfoque integrado reconoce la interconexión entre el bienestar humano y animal y busca abordar las causas fundamentales de la injusticia y el sufrimiento a través de las fronteras de las especies.

Adoptando un marco que abarque tanto los derechos humanos como los derechos de los animales, podemos crear un sistema de protecciones más completo y efectivo. Esta perspectiva holística no solo aborda las necesidades inmediatas de los animales, sino que también promueve una justicia social y ambiental más amplia.

Los argumentos políticos y éticos presentados en este artículo destacan los beneficios mutuos de un enfoque integrado, demostrando que los derechos humanos y los derechos de los animales no son mutuamente excluyentes, sino complementarios. En el futuro, es esencial continuar abogando por el reconocimiento e institucionalización de los derechos de los animales, asegurando que se conviertan en una parte integral de nuestros marcos legales y morales. Este compromiso con la justicia para todos los seres sintientes allanará el camino hacia un mundo más equitativo y compasivo.

Adaptación por Politics and Rights Review de un capítulo académico, bajo licencia CC BY 4.0. Revisado y aprobado por el autor.

Cómo citar este artículo

Stucki, S. (2024, 22 de mayo). Argumentos éticos y prácticos para los derechos de los animales. Politics and Rights Review.. https://politicsrights.com/es/argumentos-eticos-practicos-derechos-animales
DOI: 10.5281/zenodo.11246636
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Investigadora Senior en el Instituto Max Planck de Derecho Público Comparado y Derecho Internacional (Heidelberg). Fue académica visitante en el Programa de Derecho y Política Animal de Harvard y coordinadora del programa doctoral Derecho y Animales en la Universidad de Basilea. Es miembro del consejo asesor del Cambridge Centre for Animal Rights Law y del comité editorial del Journal of Animal Law, Ethics and One Health. Su investigación se enfoca en derecho animal, derechos de los animales, derechos humanos, teoría legal, derecho ambiental, integración del clima y gobernanza alimentaria responsable.