El 2 de junio, más de 98 millones de mexicanos fueron llamados a las urnas para elegir a la primera mujer presidenta en la historia de la república y para decidir sobre más de 19,000 cargos.
Junto con cargos locales, alcaldías y gobernaciones, las elecciones incluyeron 128 escaños en el Senado y 500 en la Cámara de Diputados a nivel federal, donde el partido Morena y sus aliados aseguraron una mayoría calificada.
Las elecciones capturaron la brutalidad a la que está sometido el pueblo, siendo las más violentas en la historia de México como república.
Sin embargo, las elecciones fueron manchadas por homicidios, intimidación y delitos electorales. Los próximos seis años serán cruciales para México frente a la erosión democrática y el ascenso del crimen organizado.
Seguridad de los mexicanos y violencia electoral
La seguridad en el país fue el tema más importante en la agenda para la mayoría de los votantes. Esto no es sorprendente, considerando las altas tasas de homicidios y crimen organizado que azotan al país y, en cierta medida, dificultan su desarrollo en áreas clave.
Desesperados por la indiferencia del gobierno, algunos “buscadores” en el estado de Jalisco anularon sus votos, proponiendo los nombres de sus familiares desaparecidos como candidatos independientes en la boleta, enviando un mensaje al gobierno de que se debe hacer más para localizar y llevar justicia a las víctimas de desapariciones forzadas.
Las elecciones capturaron la brutalidad a la que está sometido el pueblo, siendo las más violentas en la historia de México como república, con más de 30 candidatos o aspirantes a candidaturas asesinados durante el ciclo electoral y ocho homicidios relacionados con las elecciones el mismo día.
José Alfredo Cabrera, un candidato a alcalde en Guerrero, uno de los estados más peligrosos del país, fue asesinado pocos días antes de las elecciones, a pesar de estar bajo la protección de 15 agentes de seguridad en ese momento. De manera similar, Israel Delgado Vera, un candidato a síndico en Michoacán, fue asesinado a tiros frente a su casa en la víspera de la apertura de los centros de votación.
No obstante, el impresionante número de homicidios políticos es solo la punta del problema. Cientos de candidatos fueron acosados y atacados personalmente o a través de sus familias, e incluso ciudadanos renunciaron a ser funcionarios de casilla debido a las amenazas. En la mayoría de los casos, se reconoce al crimen organizado como la fuente de violencia y acoso.
AMLO ha sido etiquetado como un peligro para la democracia por sus vastos intentos de disminuir el poder de los controles y equilibrios políticos que no controla.
Miles de casillas permanecieron cerradas, se presentaron docenas de quejas por presuntos delitos electorales e incluso se robaron boletas por hombres armados en el estado de Puebla. Nada de esto es nuevo en la temporada electoral, ya que la violencia, la compra de votos y el cierre de casillas han sido parte de su normalidad durante décadas.
La primera mujer presidenta
Claudia Sheinbaum es una científica, exjefa de gobierno de la Ciudad de México y miembro fundador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido populista de izquierda creado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Ella fue la favorita del presidente para sucederlo, ya que la constitución prohíbe la reelección después de un mandato de seis años.
La administración de Sheinbaum debe fortalecer las instituciones democráticas y evitar prácticas autoritarias anteriores.
En una situación histórica, Sheinbaum es la primera mujer presidenta del país, derrotando a otra mujer, Xóchitl Gálvez, una exsenadora de raíces indígenas que lidera la coalición conservadora, por un margen de aproximadamente 30%. Esto marca un avance político y cultural significativo para una sociedad donde prevalece el machismo.
Sin embargo, hereda un contexto nacional difícil de su predecesor. Junto con un déficit presupuestario del 6% del PIB, las finanzas públicas se ven aún más presionadas por la creciente deuda bajo la cual opera la compañía petrolera nacional. Además, la inacción climática es difícil de ignorar frente a las sequías, incendios forestales y escasez de agua y energía.
El peligroso legado
La mayoría calificada de Morena en ambas cámaras legislativas otorga a Sheinbaum un alarmante monopolio político. Esto es particularmente relevante a la luz de su promesa de continuar el legado de AMLO, quien ya ha abusado de la mayoría legislativa en el pasado, a expensas de las bases democráticas.
Junto con la inquietante militarización de la vida pública, AMLO ha sido etiquetado como un peligro para la democracia por sus vastos intentos de disminuir el poder de los controles y equilibrios políticos que no controla. Su controvertido “Plan B” propuso cambiar la constitución en varias instancias, provocando protestas en todo el país en defensa de la democracia.
Por un lado, atacó directamente al Instituto Nacional Electoral, responsable de llevar a cabo las elecciones de manera independiente del gobierno, queriendo reemplazarlo por un organismo con mayor interferencia gubernamental. Cuando eso fracasó, propuso reducir el número de consejeros electorales y recortar drásticamente el presupuesto. También buscó reducir el número de jueces en la Suprema Corte y de representantes en la Cámara de Diputados y el Senado, estrategias implementadas por líderes que buscan aumentar su poder absoluto.
Un futuro de incertidumbre para México
Las elecciones del 2 de junio de 2024 en México, además de marcar un hito histórico con la elección de la primera mujer presidenta, destacan la alarmante violencia y los desafíos democráticos que enfrenta el país. Este proceso electoral, catalogado como el más violento en la historia de México, reflejó la grave influencia del crimen organizado en el ámbito político, subrayando la necesidad de implementar medidas efectivas para garantizar la seguridad de los ciudadanos y la integridad del proceso democrático.
Los próximos seis años serán decisivos para México en varios frentes. La administración de Sheinbaum hereda un panorama complicado, con un déficit presupuestario significativo y una crisis climática que no puede ser ignorada. La presidenta electa enfrentará el desafío de combatir el crimen organizado e implementar las reformas prometidas para mejorar el bienestar de las comunidades más afectadas.
Es crucial que el nuevo gobierno demuestre un firme compromiso con la democracia y el estado de derecho. La mayoría calificada de Morena en ambas cámaras legislativas otorga un considerable poder, pero también plantea riesgos de una concentración excesiva de poder. Será esencial que Sheinbaum y su administración trabajen para fortalecer las instituciones democráticas, evitando las prácticas autoritarias que caracterizaron la administración anterior.
El futuro de México dependerá en gran medida de la capacidad del nuevo gobierno para equilibrar el poder y asegurar que las reformas se lleven a cabo de manera inclusiva y transparente. Reducir la violencia y el crimen organizado es fundamental, pero igualmente importante es promover una gobernanza que respete los principios democráticos y los derechos humanos.
