Asesinatos sancionados por el Estado y represión en la Cuba comunista

John Suarez
John Suarez
Manifestantes en el exilio protestan contra la dictadura en Cuba. Foto por lezumbalaberenjena. (CC BY NC ND)

La dictadura cubana ha mantenido su control sobre el poder durante 65 años, cometiendo numerosas violaciones a los derechos humanos que son extensas y difíciles de resumir. Este ensayo destaca tres casos específicos de comportamiento criminal por parte de agentes gubernamentales en las últimas tres décadas, todos ocurridos en julio.

Estos casos incluyen la violenta represión de protestas pacíficas en julio de 2021, los asesinatos de los disidentes cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero el 22 de julio de 2012, y las trágicas muertes de 37 cubanos cuando el remolcador “13 de marzo” fue atacado y hundido el 13 de julio de 1994.

Los testigos que documentan la brutalidad del régimen son arrestados y condenados a largas penas de prisión.

Estos eventos, ampliamente documentados, subrayan la brutalidad del régimen comunista cubano y la necesidad crítica de solidaridad internacional con el pueblo cubano contra su gobierno opresivo.

Protestas masivas no violentas reprimidas con fuerza letal

Hace tres años, el 11 de julio de 2021, las protestas masivas en toda Cuba marcaron un hito significativo en la historia de la isla. Cientos de miles de cubanos salieron a las calles para exigir libertad y el fin de la dictadura comunista, arriesgando sus vidas en el proceso. Simultáneamente, el régimen totalitario reveló su disposición a utilizar la violencia, incluida la fuerza letal y la intimidación, para reprimir a todos los civiles que abogaban por un cambio no violento.

A photograph from the protests on July 11, 2021, in Cuba, showing an instance of state repression. A young man is being apprehended by a security officer on a bustling street, indicative of the civil unrest that sparked international discussions about 'Cuba in the UNHRC'.
Disturbios cívicos y represión en Cuba: una mirada al 11 de julio de 2021. Foto por Yamil Lage/AFP vía Getty Images.

En San Antonio de los Baños, a 16 millas de La Habana, miles de cubanos protestaron y se expresaron. Las imágenes se compartieron en las redes sociales, y las llamas de la disidencia se extendieron por la isla antes de que el régimen pudiera extinguirlas. Los cubanos marcharon en más de 50 ciudades y cientos de otras comunidades, cantando versos del himno de protesta Patria y Vida y exigiendo libertad, el fin de la tiranía, una patria y vida. La dictadura fue sacudida por esta protesta espontánea y no violenta.

Miguel Díaz-Canel, presidente elegido a dedo por Raúl Castro, respondió explícitamente el mismo día, afirmando: “Llamamos a todos los revolucionarios del país, a todos los comunistas, a salir a las calles y acudir a los lugares donde estas provocaciones van a tener lugar hoy, a partir de ahora, y en todos estos días, y a hacerles frente de forma decidida, firme y valiente.” Concluyó su discurso diciendo, “La orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios

Facebook, WhatsApp, Instagram y Telegram fueron todos restringidos por la dictadura cubana.

Los agentes del régimen golpearon y dispararon a cubanos, y miles fueron detenidos arbitrariamente. El 12 de julio de 2021, Christian Barrera Díaz desapareció durante una marcha no violenta. La policía primero afirmó que fue arrestado, luego dijo que se ahogó, y finalmente declaró que fue enterrado en una fosa común. Su familia cree que fue golpeado hasta la muerte por la policía. Ese mismo día, Diubis Laurencio Tejeda, un cantante de 36 años, fue disparado en la espalda por la policía de la dictadura mientras participaba en las protestas del 11J en La Habana. Los agentes del gobierno aterrorizaron a los familiares de otras víctimas para que guardaran silencio. A pesar de esto, han surgido imágenes del ejército disparando contra manifestantes desarmados.

Tres años después, todavía hay más de 1.100 presos políticos en Cuba. Durante este tiempo, más de 500,000 cubanos huyeron de la isla. Sin embargo, las protestas no violentas y la brutalidad del régimen continúan. Los testigos que documentan la brutalidad del régimen también son arrestados y condenados a largas penas de prisión. Se han aprobado y aplicado nuevas regulaciones para penalizar a cualquiera que produzca contenido que retrate negativamente a la dictadura.

Los cubanos que abogaban por cambios democráticos no violentos dentro del marco legal del régimen no eran inmunes al uso de fuerza letal por parte de los agentes del gobierno. El 12 de junio de 2023, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) concluyó una investigación de una década que demuestra que los operativos del Estado cubano fueron responsables de los asesinatos del 22 de julio de 2012 de los disidentes cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero, del Movimiento Cristiano de Liberación.

A crowd of Cuban protesters in Canada has gathered to protest against the dictatorship in Cuba. The demonstrators are holding signs expressing their rejection of the communist regime and denouncing the murders and political oppression. Some of the visible signs in the image include messages like "Libertad para los presos políticos" (Freedom for political prisoners), "Patria y Vida" (Homeland and Life), "Viva Cuba libre" (Long live free Cuba), and "We must finish the communism in Cuba." The protest highlights the demand for freedom and human rights for Cubans, as well as the condemnation of the repression and human rights violations by the Cuban government. Additionally, Cuban flags and various images contrasting the situation in Cuba with other realities can be seen.
Manifestantes en el exilio protestan contra la dictadura en Cuba. Foto por lezumbalaberenjena. (CC BY NC ND)

El Movimiento Cristiano de Liberación, liderado por Oswaldo Payá, había organizado una campaña de recolección de firmas, el Proyecto Varela, para reformar el sistema, reuniendo decenas de miles de firmas, lo que provocó la ira de la dictadura. Oswaldo también denunció los esfuerzos de la dictadura por perpetuarse a través de lo que él llamó “cambio fraudulento”.

Las democracias europeas condenaron la represión pero hicieron poco para sancionar al régimen cubano.

Oswaldo también denunció los esfuerzos de la dictadura por perpetuarse a través de lo que él denominó “cambio fraudulento.”

Durante el deshielo de Obama con Cuba (2009–2017), La Habana reconoció que la normalización de las relaciones diplomáticas era una prioridad mayor para Washington que la solidaridad con el movimiento disidente. Las muertes de figuras opositoras de alto perfil comenzaron en 2010, con Orlando Zapata Tamayo, seguido por la líder original de las Damas de Blanco, Laura Pollán, en 2011, y Oswaldo Payá y Harold Cepero en 2012.

Rosa María Payá habló en la 8ª Cumbre de Ginebra por los Derechos Humanos y la Democracia el 23 de febrero de 2016, sobre el incidente del 22 de julio de 2012 que involucró a su padre, Oswaldo Payá, y a su amigo Harold Cepero.

El 22 de julio de 2012, mi padre fue ejecutado extrajudicialmente por agentes de la policía política, junto con mi querido amigo Harold Cepero, montando un accidente automovilístico que nunca ocurrió, en un lugar de Cuba que aún está por determinarse. No satisfechos con este doble crimen, mi familia fue amenazada de muerte... En el verano de 2015, se publicó un informe especial de la Fundación de Derechos Humanos, donde todas las pruebas indican que esto fue un crimen de lesa humanidad, con la participación de las autoridades cubanas. Nunca renunciaremos a la justicia, porque no puede haber reconciliación sin el reconocimiento de toda la verdad. Una nación que pretende olvidar la violencia contra su pueblo inocente seguirá siendo una nación cautiva. Y será una nación condenada a sufrir tal violencia una y otra vez.

La dictadura cubana no solo asesinó a cubanos que luchaban por restaurar la libertad en la isla, sino que también mató a aquellos que intentaban salir de Cuba en busca de una vida mejor.

Cubanos masacrados por agentes del régimen cuando huían de la isla para vivir en libertad

El 13 de julio de 2022, Jorge A. García, un escritor y periodista cubano que perdió a 14 miembros de su familia en la masacre, dio un relato de lo que ocurrió esa madrugada de 1994.

A crowd of Cuban protesters in Canada has gathered to protest against the dictatorship in Cuba. The demonstrators are holding signs expressing their rejection of the communist regime and denouncing the murders and political oppression. Some of the visible signs in the image include messages like "Libertad para los presos políticos" (Freedom for political prisoners), "Patria y Vida" (Homeland and Life), "Viva Cuba libre" (Long live free Cuba), and "We must finish the communism in Cuba." The protest highlights the demand for freedom and human rights for Cubans, as well as the condemnation of the repression and human rights violations by the Cuban government. Additionally, Cuban flags and various images contrasting the situation in Cuba with other realities can be seen.
Manifestantes en el exilio protestan contra la dictadura en Cuba. Foto por lezumbalaberenjena. (CC BY NC ND)

No fue un accidente como suelen afirmar los portavoces de la dictadura en esta fecha. Todavía tengo muy fresco en mi mente el testimonio de los sobrevivientes y los resultados de mis investigaciones sobre lo que sucedió esa oscura noche del 13 de julio de 1994, a las 3:50 de la mañana, a siete millas del malecón de La Habana: Bajo el mando del general de división Senén Casas Regueiro, el régimen llevó a cabo un macabro castigo con el apoyo de tres embarcaciones Polargo 2, 3 y 5 (en su mayoría tripuladas por soldados encubiertos). Usando chorros de agua a presión y rodillos pesados, hundieron el remolcador 13 de Marzo con 68 personas a bordo. A pesar de las súplicas de las víctimas, muchas sin saber nadar, arrojadas al mar y rodeadas de tiburones, los barcos asesinos abandonaron la escena sin prestar ayuda. El genocidio dejó un saldo de 37 muertos (incluidos 10 niños) y 31 sobrevivientes. Los cuerpos nunca fueron devueltos a sus familias para darles un entierro cristiano.

En el especial de Nightline del 20 de enero de 1998, “Crossing the Divide”, Jorge fue entrevistado sobre cómo se enteró de la magnitud completa de su pérdida. “Cuando le pregunté a mi hija, ‘¿Y Juan Mario?’ ‘Papá, está perdido.’ ‘¿Y Joel?’ ‘Papá, está perdido.’ ‘¿Y Ernesto?’ ‘Papá, está perdido.’ Y entonces supimos que otros miembros de la familia también estaban perdidos, 14 en total.

Su hija, María Victoria García, fue una de los tres miembros de la familia que sobrevivieron a la masacre. Entre los muertos estaban su hermano Joel García Suárez (24), su esposo Ernesto Alfonso Loureiro (25) y su hijo Juan Mario Gutiérrez García (10).

Protestar por la muerte de sus seres queridos a manos del gobierno llevó a intentos de asesinato

María Victoria se negó a apoyar la narrativa falsa del régimen. “Le dije al coronel que no había sido un accidente, que nos hundieron”, dijo en una entrevista con Voces de Cuba hace nueve años, recordando su reacción inmediata. Su padre, Jorge García, reveló que cuando ella habló, la joven viuda fue objeto de intentos de asesinato. “Intentaron en varias ocasiones matar a mi hija, porque fue la primera en hablar y contradecir la narrativa oficial del régimen.

El gobierno cubano actualmente forma parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, socavando las normas internacionales de derechos humanos y apoyando a otros infractores sistemáticos de derechos humanos.

Padre e hija huyeron de Cuba por el temor bien fundamentado de que, después de la emisión de sus entrevistas en Nightline, serían encarcelados o asesinados. Jorge A. García publicó en 2001 una extensa investigación en español sobre “El hundimiento del remolcador 13 de Marzo”. Ambos fallecieron en 2024 por causas naturales, después de soportar años de trastorno de estrés postraumático.

Este año se cumplen 30 años desde que los agentes del gobierno cubano masacraron a 37 hombres, mujeres y niños cubanos en la premeditada masacre del remolcador “13 de marzo” el 13 de julio de 1994. Los responsables de esta atrocidad no han sido llevados ante la justicia.

Falta de solidaridad internacional

Para colmo de males, el gobierno cubano actualmente forma parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, socavando las normas internacionales de derechos humanos y apoyando a otros infractores sistemáticos de derechos humanos como Irán, Venezuela, Rusia, China y Corea del Norte.

Tras las protestas de julio de 2021, el Movimiento Cristiano de Liberación presentó a la comunidad internacional un plan de acción de once puntos para aislar a la dictadura cubana; sin embargo, la comunidad internacional se negó a actuar y La Habana continúa implementando leyes y prácticas severas.

Las democracias europeas denunciaron la represión pero hicieron poco para sancionar al régimen cubano. Estados Unidos sancionó a ciertos funcionarios pero ignoró a Díaz-Canel, quien lideró la respuesta violenta el 11 de julio de 2021. Washington luego levantó las sanciones contra La Habana el 16 de mayo de 2022, un día después de que la dictadura adoptara un nuevo código penal severo.

Un llamado a la acción

El 10 de julio, a las 7:00 pm, el Centro para una Cuba Libre, junto con otras organizaciones, realizará una vigilia en la Embajada de Cuba en Washington DC para exigir justicia por estas y otras víctimas, así como la liberación inmediata de más de 1,100 presos políticos cubanos.

También se le insta a firmar la petición para expulsar a Cuba del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que actualmente tiene más de 2,600 firmas.

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Director Ejecutivo del Centro para una Cuba Libre. Fue oficial de programas para América Latina en Freedom House. Ha testificado sobre temas de derechos humanos en Cuba ante el Congreso de los Estados Unidos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington, DC.